Cumpliendo un sueño: Isaías y el violín

Esta historia no es un pasaje bíblico, aunque tiene que ver con la Iglesia. Es la historia de Isaías, uno de mis alumnos de violín en Madrid, que está cumpliendo un sueño que tenía desde niño.

Isaías tiene 24 años y es de Honduras. A principios de 2024, se puso en contacto conmigo porque quería aprender a tocar el violín, un deseo que había guardado en su corazón desde que era pequeño. En su ciudad natal, no tuvo acceso a la enseñanza musical, pero ahora, en España, estaba decidido a hacerlo realidad.

El inicio de su historia es algo que he visto a menudo. Muchos latinos llegan a mis clases aquí en Madrid, y no es casualidad. Nuestra comunidad latina tiene una conexión profunda con la música, y en particular, con el sonido del violín.

Desde el primer momento, Isaías mostró una motivación y entusiasmo contagiosos. Empezó con clases grupales, y en nuestro pequeño grupo de tres, todos éramos de Latinoamérica: Isaías de Honduras, una compañera de Bolivia, y yo, su profesor, de Cuba.

Durante el primer mes, Isaías demostró ser un estudiante apasionado, siempre buscando mejorar y aprender. A pesar de no tener un violín propio al principio, utilizaba el mío para las clases semanales. Al segundo mes, hablamos de la importancia de tener su propio instrumento. Le aconsejé que no necesitaba gastar mucho dinero, solo lo suficiente para tener un violín decente para empezar. A pesar de que comprarlo representaba un esfuerzo considerable para él, Isaías decidió invertir en lo que le apasiona.

Cuando finalmente tuvo su violín, me escribió preocupado:

– “¡Mi violín no suena!”

– “No te preocupes,” le respondí, “seguramente no le has puesto resina al arco.”

Después de ver un video donde trato este tema, comprendió el problema y pudo resolverlo. En la siguiente clase, con una sonrisa, me confesó que pensó que lo habían timado en la tienda.

Isaías y el Aleluya

La curiosidad es una gran aliada en la música. A menudo, escuchamos una canción y nos preguntamos si seríamos capaces de tocarla. Para Isaías, esa canción fue “Hallelujah” de Leonard Cohen. Este tema conectaba profundamente con él, ya que uno de sus mayores deseos era tocar el violín en su Iglesia.

Sin que lo trabajáramos en clase, Isaías comenzó a aprender el “Aleluya” de forma autodidacta, viendo videos en YouTube. Un día, llegó a la clase y la tocó completa. Me sorprendieron su valentía y lo apañado que fue. Aunque no la interpretó a la perfección, fue un gran paso hacia su sueño de poder tocar y compartir su música con su comunidad.


En las clases siguientes, nos dedicamos a perfeccionar la pieza. Le grabé un acompañamiento al piano para que pudiera practicar tocando con música de fondo. Cuando llegó el concierto en junio de 2024, esta fue la canción que interpretó.

Historias como la de Isaías me inspiran mucho. Son un recordatorio de que la música tiene el poder de conectar, de comunicar, y de hacer el mundo un poco más bello.

Isaías tocando el violín
Isaías en agosto de 2024, tocando en su Iglesia ese Aleluya que aprendió por su cuenta.

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